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La muerte de un ser querido es, sin duda, el momento más amargo de nuestra vida. La situación más triste y angustiosa por la que pasará cualquier persona. Aunque no todo el mundo sobrelleva igual el duelo. Las personas más sensibles pueden llegar a necesitar orientación psicológica para retomar sus vidas tras el suceso. Especialmente duros son los primeros momentos, cuando, además de soportar el dolor que nos deja la ausencia, hemos de enfrentarnos a los trámites propios: tanatorio, crematorio, elección de lápidas, etc.
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Sin embargo, incluso alternar con los servicios funerarios forma parte del duelo y puede ayudarnos a evaluar, asimilar y aceptar psicológicamente lo que está pasando. A continuación, unos consejos para sobrellevar mejor las horas en el tanatorio cuando alguien a quien queremos nos ha dejado para siempre:
Consejos para que la carga del dolor de la muerte pese menos
- Es demasiado duro y triste como para encontrar consejos que valgan. Lo sabemos. No obstante, así es la vida desde el principio de los tiempos. Continuamente la gente nace y muere, unos van y otros vienen. Y el mundo sigue. En nuestro interior tenemos las armas para defendernos de estos momentos tan crueles. Ante todo, hemos de decirte que una pluralidad de sentimientos y emociones embargarán tu mente y corazón. Déjalos estar. No trates de eliminarlos o variar tu atención. Todos los pensamientos, ideas, emociones y sentimientos tienen que pasar por tu cabeza, así que más vale pronto que tarde y, así, pasarás cuanto antes a la siguiente fase.
- En el tanatorio suceden los reencuentros entre familiares, amigos y conocidos. A algunos de ellos, incluso, hace tiempo que no los ves. No les temas, no te obligues a contener tus emociones o tu dolor. Al contrario, siéntete libre para pedir ayuda, solicitar abrazo y dejarte cuidar y reconfortar. Nunca está tan justificado como hoy. Llora, grita y quédate sentado, si te apetece. Siéntete libre para expresar tu angustia y malestar.
- En el tanatorio nadie te va a mirar mal por llorar e ir despeinada o sin maquillaje. No sientas vergüenza de estar mal.
- Comparte recuerdos, tanto buenos como malos, con los familiares y amigos. Los recuerdos gratos traen paz y relajación a tu mente.
- Todo lo que te produzca bienestar, debes ponerlo a tu alcance. Si surge contar un chiste o te acuerdas de algo divertido y que te hace reír, no lo rechaces creyendo que no es su momento. Debes usar cualquier cosa que te haga sentir mejor.
- Por el contrario, rechaza los remordimientos y arrepentimientos. Lo hecho ya está hecho y lo que no hiciste ya no se podrá hacer. Pero seguro que hay millones de cosas positivas que os han unido y quitan relevancia a esto último.