La costumbre de despedir a los difuntos con arreglos florales y coronas funerarias se remonta a la antigüedad. En nuestros días, aquello representa una ofrenda al ser querido que nos ha dejado, a modo de condolencias. Por ello, tanto en el tanatorio como sobre las lápidas, se suelen disponer distintos tipos de flores para funerales, brindando color y vida a momentos tan tristes, tales como la muerte de un amigo o familiar.
Las coronas funerarias
Son los arreglos más tradicionales dentro del llamado arte funerario. Existen distintos tipos de coronas, con diferentes especies florales (siempre frescas, no artificiales) que pueden, incluso, personalizarse, de modo que identifiquen a la persona que se está despidiendo, en ese momento, en el tanatorio o que, simplemente, respondan al pedido de sus parientes o cercanos.
Dentro de la gran variedad de flores para funerales, las rosas son las protagonistas indiscutidas. No obstante, también se usan mucho los claveles, los lirios, las margaritas, los gladiolos, los nardos y los tulipanes. De todos modos, de acuerdo con los gustos de la familia o los amigos del difunto y escapando un poco a la tradición, se pueden utilizar otras flores. Generalmente, los colores elegidos son los pasteles claros, que relajen la vista de quienes los aprecien.
Cómo se hace una corona
Se suelen cortar los tallos y se trabajan los arreglos, intercalando hojas o ramas verdes, con las coloridas especies florales. Las coronas que, por lo general, son circulares suelen adornarse, además, con cintas distintivas en las que se imprimen los nombres y mensajes de salutación de los amigos o familiares que, mediante ese gesto, se despiden del difunto, adornando algún rincón del tanatorio o colocando sobre la lápida del ser querido, flores especiales para funerales, coronas funerarias, diseñadas por verdaderos artesanos.
El fin último de todo esto, es decir, el adiós, con la esperanza de que la vida continúa.